El marketing relacional no es ni más ni menos que buscar la mejor forma de relacionarse con el cliente, conociendo sus gustos y preferencias habituales, usando como herramienta un sistema de CRM. Como ejemplo podemos mencionar al almacenero del barrio:
«Los propietarios de los negocios tenían la habilidad de: Recordar información de cada cliente (con que frecuencia compran, cuales son sus productos preferidos, como se compone la familia, etc.) Analizar esta información para determinar inventario, precios descuentos, políticas de crédito y presentación de ofertas. Personalizar las relaciones con cada cliente recolectando sus preferencias y asegurando una experiencia de compra totalmente personalizada. Presentar proactivamente ofertas o servicios que los clientes encuentran atractivos Interactuar con cada cliente«.
Esto que hacía el comerciante, tenía la limitación de su memoria. En el mundo moderno los sistemas de CRM son el equivalente a la memoria de dicho comerciante.
Tanto el concepto de Marketing Relacional como de su pariente tecnológico el CRM buscan establecer vínculos duraderos y generadores de valor con nuestros clientes, en el largo plazo.
En conclusión, podemos afirmar que ni el Marketing Relacional, ni el CRM son conceptos alejados de nuestra realidad diaria. Es mas, si bien estos términos son relativamente reciente; la idea y filosofía que subyace detrás de los mismos es tan antigua como el propio ser humano. Como ya hemos comprobado, el paralelismo que encontramos entre las relaciones con nuestro entorno social mas cercano y las interacciones comerciales entre empresa y mercado son indiscutibles. Al fin y al cabo… las primeras son el fundamento y punto de origen de las segundas.
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